viernes, 13 de abril de 2012

LA UNIVERSIDAD POPULAR DE CASTUERA INICIA LA CELEBRACIÓN DE SU 25 ANIVERSARIO./ FERNANDO SAVATER ESCRITOR Y FILÓSOFO.

TÍTULO: LA UNIVERSIDAD POPULAR DE CASTUERA INICIA LA CELEBRACIÓN DE SU 25 ANIVERSARIO.

La Universidad Popular de Castuera, la UP, como se le conoce popular y cariñosamente, cumple este año 2012 el vigésimo quinto aniversario de su puesta en marcha en la localidad.
Según informan fuentes de la institución educativa y cultural, a lo largo del presente año se realizaran múltiples y variadas actividades encaminadas a presentar y reconocer la labor desarrollada por la UP de Castuera durante este último cuarto de siglo.
Una de las sorpresas en la presentación del avance de programa de actos que se está diseñando para la celebración de tan señalada efeméride, ha sido la presentación del logo del 25 aniversario creado para la ocasión el colectivo 'áSILO' y la puesta en marcha del código QR -acrónimo del inglés Quick Response, respuesta rápida-, una especie de gráfico o esquema de líneas y cuadrados blancos y negros con el aspecto de un extraño croquis, que puede ser escaneado por los teléfonos móviles que tienen cámara y conexión a Internet para enlazar con la web de la Universidad Popular.
En cuanto a las actividades que se desarrollaran a lo largo de los próximos meses para celebrar y proyectar a la sociedad sus 25 años de existencia, además de muestras y exposiciones retrospectivas de los trabajos y obras realizadas en todos los talleres creativos durante estos 25 años, la mayoría de ellas concentradas entre los días 28 y 29 de junio aprovechando la muestra expositiva anual del final de cursos y talleres que tradicionalmente se viene organizando en esas fechas, la programación incluirá otras propuestas como la realización de un audiovisual 'Lib-Up' donde se plasme fielmente la trayectoria de este organismo cultural en todos sus ámbitos de actuación y los momentos más destacados en la andadura de la UP castuerana hasta llegar a la actualidad.
Foto de La Plaza de España de Castuera.
 
TÍTULO: FERNANDO SAVATER ESCRITOR Y FILÓSOFO.

Fernando Fernández-Savater Martín (San Sebastián, 21 de junio de 1947) es un filósofo, activista y prolífico escritor español. Novelista y autor dramático, destaca en el campo del ensayo y el artículo periodístico. En 2008 fue galardonado con el Premio Planeta por su novela La hermandad de la buena suerte.
Hijo de un notario de San Sebastián, fue alumno de los marianistas de Aldapeta,[1] [2] y desde niño un voraz lector, sobre todo de literatura popular e historietas, gusto que nunca perdió y al que le ha dedicado frecuentemente ensayos. A los trece años su familia se instaló en Madrid, donde terminó el bachillerato en el Colegio del Pilar.[1] Sintió también afición por el teatro y estuvo en algunos grupos de aficionados. Estudió Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid. Trabajó como profesor ayudante en las facultades de Ciencias Políticas y de Filosofía de la Universidad Autónoma de Madrid, de donde fue apartado de la docencia en 1971 por razones políticas, y también fue profesor de Ética y Sociología de la UNED. Fue catedrático de Ética en la Universidad del País Vasco durante más de una década. En octubre de 2008 se jubiló de su cátedra de Filosofía en la Universidad Complutense. Colaborador habitual del periódico El País desde su fundación, es codirector junto a Javier Pradera de la revista Claves.
Ha formado parte de varias agrupaciones comprometidas con la paz y en contra del terrorismo en el País Vasco, como el Movimiento por la Paz y la No Violencia, el Foro de Ermua, y actualmente de ¡Basta Ya!, asociación que recibió del Parlamento Europeo el Premio Sájarov a la defensa de los derechos humanos. También pertenece al partido político Unión Progreso y Democracia.

 Obra.

Su obra, compuesta por medio centenar de obras e innumerables artículos periodísticos, ha sido traducida al inglés, francés, sueco, italiano, portugués, alemán, japonés y danés. Ha obtenido numerosos premios entre los que destacan el Nacional de Ensayo 1982, el Anagrama por Invitación a la ética, el Francisco Cerecedo de periodismo y el Planeta 2008 con La hermandad de la buena suerte (en 1993 había sido finalista de este galardón con su novela epistolar El jardín de las dudas, sobre uno de sus autores preferidos, Voltaire; aquel año el premio se lo llevó Mario Vargas Llosa con Lituma en los Andes).[3] De pensamiento en sus inicios afín al de Friedrich Nietzsche (Panfleto contra el todo), se le debe la traducción y divulgación en el mundo hispánico de la obra de uno de los pensadores más notables del nihilismo contemporáneo, Émile Michel Cioran.
Destaca su interés en acercar la filosofía a los jóvenes, con obras como Ética para Amador, uno de los libros más leídos de filosofía, Política para Amador o Las preguntas de la vida; también defiende la cultura popular por expresar la vitalidad juvenil, desde las novelas de aventuras, los cuentos fantásticos, y los relatos de terror al cómic y los juegos de rol.
Fernando Savater también se ha preocupado por el tema de la educación: en El valor de educar (1997) aborda este tema con analogías y un lenguaje rebuscado, pero que al mismo tiempo lo hace motivador e interesante. Este libro, dirigido especialmente a los maestros de educación básica y educación media de México, fue un encargo de la profesora Elba Esther Gordillo para motivar a los profesores a "hacer del niño una fábrica de conocimientos y no sólo un depósito de basura"[4] y presenta, además del análisis del autor sobre la educación y los diferentes enfoques que ésta tiene en México, una importante recopilación de fragmentos escritos por pensadores sobre la educación.

 Pensamiento y estilo.

Savater es un autor prolífico, que se define como un "filósofo de compañía", al estilo de los philosophes franceses, no como un Filósofo académico y con mayúscula. Su filosofía es ilustrada y vitalista; su forma de expresión, polémica e iconoclasta; sus opiniones a menudo navegan contra corriente. El estilo agudo, incisivo e irónico de Savater se aprecia de manera más evidente en sus artículos periodísticos, el género que más le gusta escribir.
Se confiesa influido por Nietzsche, Cioran y Spinoza, entre otros. En los setenta se le consideró durante mucho tiempo discípulo de Agustín García Calvo, pero a partir de 1981 sus caminos se separan ostensiblemente. Como escribe en su autobiografía Mira por dónde, «fue fundamental en mi devenir intelectual y moral encontrarle, no menos que luego despegarme de él».[5]
Siguiendo a Spinoza, propugna una ética del querer en contraposición a una ética del deber. Los seres humanos buscan de manera natural su propia felicidad y la ética ayuda a clarificar esta voluntad y mostrar las formas de su realización. Por tanto la ética no debe juzgar las acciones por criterios abstractos y ajenos a la felicidad propia.
Su filosofía política ha evolucionado desde el pensamiento libertario, que mantuvo en los setenta al individualismo democrático, socialdemócrata, liberal y universalista de su etapa posterior. El punto de inflexión del Savater joven al maduro puede situarse en La tarea del héroe (1981), donde escribe: "He sido un revolucionario sin ira; espero ser un conservador sin vileza". También ha reflexionado a menudo sobre el papel de las religiones en las sociedades democráticas actuales, propugnando un modelo de sociedad laica en su sentido más amplio, que ayude a afrontar no solo los planteamientos teocráticos, «sino también los sectarismos identitarios de etnicismos, nacionalismos y cualquier otro que pretenda someter los derechos de la ciudadanía abstracta e igualitaria a un determinismo segregacionista».[6] ; está reproducido también en la BiblioWeb de sinDominio
Fernando Savater en un acto de Ciutadans de Catalunya.
Desde coordenadas primero libertarias y luego liberales, se ha opuesto siempre al nacionalismo en general:
El nacionalismo en general es imbecilizador, aunque los hay leves y graves, los del forofo del alirón y el que se pone el cuchillo en la boca para matar. Hay gente sin conocimientos históricos, el nacionalismo atonta y algunos son virulentos. Afortunadamente en Cataluña la situación es diferente a la del País Vasco, aunque esa minoría es una alarma que nos dice que algo hay que hacer. El nacionalismo es una inflamación de la nación igual que la apendicitis es una inflamación del apéndice.
Savater se opone a aquellos partidos que hacen de la exaltación patriótica su seña principal de identidad. Su evolución ideológica quedó de manifiesto en la polémica que mantuvo con el también filósofo vasco Javier Sádaba, con quien escribió en los ochenta el libro titulado Euskadi: pensar el conflicto, a la vez que apoyaba con su firma la legalización de Herri Batasuna. Su evolución ideológica y filosófica le ha llevado después a posturas claramente antinacionalistas, que lo han convertido en uno de los referentes para los ciudadanos del País Vasco que se sienten oprimidos por el nacionalismo vasco. Savater considera la política del PNV y EA excluyente, decimonónica y complaciente con el terrorismo etarra. Sin renunciar a su condición de vasco, se considera antinacionalista y rechaza el vasquismo, postura que califica de "amable tontería".[7] Es, asimismo, un activo colaborador de la asociación Ciudadanos de Cataluña.
Solicitó el boicot a las elecciones vascas de 2007 por entender que no eran limpias ni democráticas, debido a ETA.[8] Savater, defensor de la Constitución Española, del estatuto de Guernica y de la unidad del Estado, ha expresado en numerosas ocasiones su oposición a todo tipo de nacionalismos y su deseo de superarlos en beneficio de un ideal de humanidad universal compartida, traducido en un organismo gubernamental con autoridad mundial sobre los gobiernos de los estados nacionales, que sirviese para resolver las disputas y realizar las labores administrativas de utilidad común.
Ha colaborado activamente con la Plataforma Pro, que nació con el objetivo de crear un nuevo partido político de carácter nacional capaz de trascender la tradicional parcelación política izquierdas-derechas.[9] Este partido se creó en septiembre de 2007 con el nombre de Unión, Progreso y Democracia, y Fernando Savater, junto con Rosa Díez, Albert Boadella y Mario Vargas Llosa, fue uno de los que intervinieron en su presentación.
Álvaro Pombo (izquierda), junto a Fernando Savater (derecha), en un acto de UPD.
En junio de 2008 fue el principal impulsor —junto con otros veinte intelectuales entre los que destacan Carmen Iglesias, Mario Vargas Llosa, Albert Boadella, Álvaro Pombo y Arcadi Espada— del llamado Manifiesto por la lengua común, en el que se defiende que "los ciudadanos son quienes tienen derechos lingüísticos y no los territorios ni mucho menos las lenguas". El Manifiesto reivindica el derecho de los ciudadanos de toda España a recibir su educación e interactuar con la Administración, tanto estatal como autonómica, en lengua castellana ("lengua común" de todos los españoles, según define el manifiesto), cualquiera que sea su lengua materna. Sostiene que los planes de estudio deben incluir opciones que contemplen las otras lenguas cooficiales autonómicas, pero nunca como lenguas vehiculares exclusivas, y critica la situación que, a su juicio, se da en determinadas comunidades autónomas, en las que el castellano resulta discriminado en la administración pública y los planes de estudio y se impone a los ciudadanos el uso de las otras lenguas cooficiales.[10]

Críticas.

Sus críticas al nacionalismo vasco han situado a Savater en medio de frecuentes polémicas. Está amenazado de muerte por ETA y en la actualidad vive protegido por escolta. Los nacionalistas periféricos, especialmente los vascos, lo acusan de ser nacionalista del signo contrario, españolista y centralista.[11]
Recibió críticas puntuales del Foro de Ermua,[12] [13] organización en la que ha participado activamente, por su valoración inicial favorable del diálogo con ETA emprendido por José Luis Rodríguez Zapatero. Más tarde modificó su postura.[14] [15] Su defensa del laicismo y la libertad de decisión individual en temas como el aborto y la eutanasia le ha ganado asimismo algunos detractores.[16] El Manifiesto por la lengua común[17] fue recibido con hostilidad por algunos sectores, que lo consideraron contradictorio y de claro sesgo españolista. Algunos de sus detractores argumentan que el Manifiesto pretende consagrar legalmente una discriminación a favor del castellano[18] o niegan que el castellano sea en toda España "la lengua común".[19]

No hay comentarios:

Publicar un comentario